Por: El Mitote.
La violencia en México ha rebasado los niveles más terribles antes imaginados, no solamente por la brutalidad con la que ha ejecutan sus crímenes, sino con la impunidad con la que operan en cada rincón de México.
En ese contexto, ocurrió a principios del mes de noviembre la masacre de los niños y niñas LeBarón y sus madres, asesinadas por parte de integrantes del crimen organizado que operan bajo el amparo de las autoridades mexicanas.
Este hecho no solamente sacudió la opinión pública en los estados de Sonora y Chihuahua, ambos estados marcados por la violencia del narcotráfico, sino puso el “dedo en la llaga” a nivel nacional e internacional por tratarse de ciudadanos México-norteamericanos y la respuesta del gobierno de Donald Trump, no se hizo esperar.
La tibieza con la que el Gobierno de México externó sus condolencias y la indolencia con la que las administraciones estatales de ambos estados (Sonora y Chihuahua) motivaron a la familia de los LeBarón a movilizarse, a alzar la voz y ante la Casa Blanca, exigir la intervención de la administración del FBI para poder llevar a los culpables ante la justicia.
Desde un inicio de los hechos, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump calificó el ataque contra los LeBarón como un acto terrorista y por consiguiente ofreció al Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador su colaboración para erradicarlos del territorio mexicano.
Dicha oferta no ha prosperado, a decir del mandatario mexicano, su Gobierno llevará a cabo las acciones correspondientes en contra del crimen organizado, sin la intervención de los Estados Unidos.
Sin embargo, que pasaría si los Estados Unidos declara al narco mexicano como organización terrorista, aquí el rumbo de la historia cambiaria no solo para la administración del líder de izquierda, pues las sanciones que EUA aplicaría en contra de estas organizaciones criminales se agudizarían.
Estados Unidos tiene una lista con más de 68 organizaciones a nivel mundial a las que considera terroristas entre las que destacan Al Qaeda, el Frente Popular para la Liberación de Palestina, el Sendero Luminoso, entre otras y sanciona a todo aquel que brinde recursos o apoyo a las mismas.
De acuerdo con la web oficial del Gobierno de Estados Unidos, la vía más rápida es una orden ejecutiva del presidente Trump, lo que evitaría el proceso de aprobación por parte del Congreso estadounidense.
El segundo camino es una designación por parte del secretario de Estado de conformidad con la Ley de Inmigración y Nacionalidad.
“Las designaciones de organizaciones extranjeras terroristas desempeñan un papel fundamental en nuestra lucha contra el terrorismo y son un medio eficaz para reducir el apoyo a esas organizaciones y para presionar a los grupos para que salgan del territorio de EU”, indica el portal.
Para considerarlas como tal, debe tratarse de organizaciones cuya actividad amenaza la seguridad de los ciudadanos estadounidenses o la seguridad nacional, es decir las relaciones exteriores y los intereses económicos de los Estados Unidos.
La Oficina Antiterrorismo del Departamento de Estado monitorea continuamente las actividades de las organizaciones en el mundo para identificar a las que realicen actos considerados terroristas.
Al detectarlas, analiza sus ataques e investiga si ha participado en la planificación de futuros actos de terrorismo o si tiene la capacidad real de llevarlos a cabo.
Una vez que se determinó lo anterior, los datos recabados serán enviados al Congreso y se da un plazo de siete días para que se haga el nombramiento de manera oficial.
Si no hay una acción de bloqueo de la designación por parte de alguna fracción del Congreso, entonces se publica en el Registro Federal y surte efecto en ese momento, considerando estas organizaciones criminales como terroristas.